sábado, 10 de septiembre de 2016


Reconocer el valor y dignidad de la existencia humana como don preciado de Dios.


Fomentar el predominio de la sensibilidad o sentimiento hacia lo divino sobre lo material.


Orientar en el discernimiento del propio proyecto de vida.


La practica de los valores humanos y espirituales en la cotidianidad.


Promover la unidad y buenas relaciones entre las personas que profesan distintos credos.

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